Cambiamos un elemento de un producto para que todo siga igual por más tiempo
En un mundo cada vez más preocupado por el impacto ambiental de nuestras acciones, la economía circular se ha convertido en un concepto clave para reducir los residuos y preservar los recursos naturales. La idea básica de la economía circular es simple: en lugar de seguir produciendo, usando y desechando productos, se trata de diseñar sistemas en los que los productos sean reutilizados, reparados o reciclados para que su vida útil sea más larga y su impacto en el medio ambiente sea menor. En este contexto, un elemento clave es la capacidad de extender la vida útil de los productos, y en este post vamos a hablar de cómo se puede cambiar un elemento de un solo uso en un producto para lograr este objetivo.
Los productos de un solo uso, como los pañales, los envases de comida rápida o los cepillos de dientes, son un problema importante para la economía circular. Si además se trata de un producto electrónico, la situación se complica porque suelen ser difíciles de reciclar y se convierten en residuos rápidamente. Sin embargo, si se cambia un elemento de un solo uso en un producto, se puede extender su vida útil de forma significativa de este producto. En nuestro caso, hasta el día de hoy veníamos utilizando un protector de sobretensiones en nuestros cuadros eléctricos que una vez «disparado» no permitía la reposición del elemento fusible. En su día, elegimos este elemento por un motivo económico ya que las alternativas tenían un precio que llegaba a ser incluso el doble.

Por eso, cuando nuestro proveedor nos envió un newsletter con la incorporación de un producto alternativo por el mismo precio y que además tenía la posibilidad de ser reparado, no lo pensamos dos veces e hicimos el cambio de componente en nuestro diseño. Casualmente, el nuevo producto es de un fabricante español, con lo cual además se contribuye a mejorar la resiliencia de la industria local frente a las importaciones de otros países (en este caso era dentro de le UE). Como anécdota, cuando fuimos al proveedor a recoger el pedido, le hicimos el comentario acerca de por qué habíamos hecho el cambio; y para nuestra sorpresa, ni siquiera conocían el hecho de que el producto anterior era de usar y tirar.
Nuestro trabajo no acaba aquí, ya que una vez sustituido el elemento en nuestro producto, hemos tenido que actualizar toda la documentación técnica tanto interna (producción, calidad, marcado CE) como la externa (manuales de instrucciones, fotografías de producto, etc). Esto es muy importante, ya que si los usuarios no saben que pueden cambiar el elemento de un solo uso, es posible que simplemente sigan tirando todo el producto. Por lo tanto, es importante que la información sobre el cambio se incluya en el embalaje o en el producto mismo, y que se explique claramente cómo se puede hacer el cambio.
En resumen, cambiar un elemento de un solo uso en un producto puede ser una forma efectiva de extender su vida útil y reducir su impacto ambiental. Sin embargo, es importante que cualquier cambio se haga teniendo en cuenta los principios de la economía circular y que se comunique claramente a los consumidores. Si todos trabajamos juntos para reducir los residuos y preservar los recursos naturales, podemos lograr un futuro más sostenible.
Imagen de portada de John Cameron en Unsplash
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